No podemos empezar a hablar de arte en Argentina, sin primero remitirnos a la pregunta… ¿Quién fue el primer pintor argentino?
Para hacerlo, diremos que la historia argentina comienza en 1810. Para ese entonces, los artistas que se encontraban en las metrópolis o en los pueblos, eran de origen extranjeros. Se dedicaban a retratar a las personas que pagaran por su retrato, o por encargos oficiales, o también retrataban escenas de la vida cotidiana de la ciudad y los pueblos. Mucha de estas obras se conservan en museos como archivos visuales de la época. Si había algún gaucho o indio pintor, no nos enteramos, dado que no ha llegado ninguna obra documentada hasta nuestro tiempo. La situación de los indios o gauchos no era dichosa, y si alguno trabajaba como artista o artesano, lo hacía dentro de alguna comunidad religiosa, perdiéndose en el anonimato. A ningún indio se lo dejaba practicar el arte de su propia cultura. Si lo hacía, era a escondidas de las miradas criollas o españolas.
Y aquí viene el dilema. A la hora de señalar al primero que incursionó en tan noble oficio de pintor se abre en dos caminos la discusión. Una tiende a señalar cronológicamente según la fecha de las obras, y el otro, negando la cronología, establece su criterio según la formación estilística del artista.
Para aclarar el asunto, hablaremos brevemente de quién se trata la cuestión.
Primeros pintores Argentinos
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Carlos Morel, nacido en 1813 en el seno de una familia numerosa y de buen pasar, estudia en Buenos Aires con diferentes maestros, teniendo buenas calificaciones, se consagra como el mejor pintor y litógrafo de su época. Sus trabajos, quizás influenciados por la época rosista, marcan un comienzo en el arte nacional. Es el primer pintor, según algunos autores, aunque cronológicamente le antecede un salteño del que se sabe mucho menos: Tomás Cabrera. Morel es el único nativo de su generación, que, hasta 1940, llega a consagrarse como pintor. Algún tipo de problema de salud, lo aleja de esta posición. El ignorar el lugar que ocupa, suele venir de la mano con la posición ideológica que dominó y de alguna manera sigue generando normas, que es la de pensar que todo lo que viene de afuera es mejor, que lo nuestro no tiene ningún valor. Por lo tato, muchos autores lo consideran carente de un estilo, de un criterio compositivo, dado que no estudió en Europa.
Sin embargo, Prilidiano Pueyrredón, (1823-1870) no sólo goza en algunos libros de historia, como el primer pintor argentino, sino que su estilo se asemeja mucho más al de sus contemporáneos europeos. Quizás porque parte de su vida la pasó allí, lo cierto es que para cuando Morel dejó de ser un personaje ilustre en la sociedad porteña, Pueyrredón ocupó el lugar vacío que deja su antecesor. Además de tener los medios y de viajar por el mundo extranjero, Prilidiano goza de un apellido de renombre para la época, es hijo único de Juan Martín de Pueyrredón, quien participó de las gestas por la independencia y ocupó cargos de gobierno.
Más allá de las biografías incompletas y subjetivas de esta nota, cualquiera puede observar en algún libro de historia del arte argentino, el espacio que ocupan los dos pintores. Al compararlos resulta notorio, como el segundo tiene más relevancia e importancia, no sólo por su trabajo, sino porque nos lleva a pensar que podemos ser iguales a los europeos. Este dilema aún rige en nuestro arte nacional: para un artista no hay mejor consagración hoy en día que ser reconocido en los ámbitos internacionales que por sus pares coterráneos.
Lamentablemente, en este sentido, 200 años de historia parecen no haber cambiado mucho.
A continuación dejo unas preguntas para contestar…
¿te parece viable la opinión de la nota? ¿por qué?
¿Coconés algún caso de otro pintor que primero sea reconocido en el extranjero y después en su patria? ¿O al revés?
Fuentes consultadas: Arte Argentino, Jorge López Anaya, Emecé Editores, Bs As,2005
Pintura Argentina, Autores Varios, Banco Velox, Bs As, 2001
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